Llevo retrayéndome de hacer comentario alguno acerca del vil e inútil asesinato, como todos los demás, del servidor público Juan Manuel Piñuel, a manos de esos locos e inhumanos asesinos de la única y trasnochada banda terrorista autóctona que, para desgracia de todos, nos queda en este país. Como acertadamente dijo María Victoria: un punto negro en la limpieza de este país. Entre otras cosas, porque soy de los que piensan que demasiado daño hacen a nuestra democracia, como para encima darles pábulo.
Pero viendo las declaraciones de su digna viuda, no he podido por menos que escribir tres líneas para decir que, ciertamente me ha impresionado su fortaleza y claridad de ideas, frente al terrible dolor que sin duda alguna le embarga. Y para rendir, además, un humilde pero vehemente y sincero homenaje, desde esta insignificante tribuna, a Juan Manuel y a todos y todas las víctimas de esta sin razón; con la que tenemos que acabar definitivamente desde la unidad democrática de todos y todas los ciudadanos y ciudadanas de nuestro Estado de Derecho.
¡Olé por Mª Victoria!¡Que muerte tan injusta y tan inútil la de su marido!
¡Todos estamos contigo y con todos los demás! Y en esta ocasión, afortunadamente, se ha puesto de manifiesto. ¿Quizás no sea tan inútil este nuevo y atroz asesinato...?. Ojalá que fuese el último. Mis respetos.
1196. Diario en tiempo de coronavirus
Hace 4 años
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