lunes, 9 de julio de 2007

Diario de a bordo (Continuación)

A las dos semanas de llevar navegando "pa lo hondo", se empezó a correr el bulo entre la tripulación de que teníamos dos polizones a bordo. Se decía que eran miembros de otro barco con los que habiamos intentado acordar su inclusión en nuestra tripulación y al no haber llegado a ningún acuerdo, se decía que venian en nuestra nave. Tuvimos que reunir a la tripulacoión en cubierta, para desmentir tajantemente tal rumor: Sobre todo por que en los astilleros se nos había advertido taxativamente que, salvo que fuese un sólo miembro o en el último de los extremos, un hombre y una mujer, no se nos ocurriese meter a ninguno en la embarcación, so pena de que los propios armadores de la nao,prendiesen fuego a la misma, de enterarse de tal supuesto. Por lo que lo mejor, pensamos, era desmentir publicamente tales habladurias, como efectivamente hicimos.
A decir verdad, yo no tenía tan claro que esto nos ayudase a tomar la fortaleza, pues corriamos el riesgo de que el otro barco tambien se echase a la mar, como de hecho hizo a los pocos días y siempre algún apoyo de los lugareños nos podría robar. Pero en este nuestro barco, no es el capitan el que manda, sino los armadores, como si de un moderno petrolero se tratase. Bueno, los armadores y la asamblea de obreros del astillero; amén de los jefes de la propia compañía.