lunes, 11 de febrero de 2008

Alegría frente a catastrofismo

Tengo 48 años y muchos de mis recuerdos de pequeño giran entorno a un catastrofismo extremo. Cuando no se iba a acabar el mundo, el demonio estaba acechando detrás de la puerta para tentarnos con multitud de cosas buenas (que con el tiempo descubrí que en verdad eran buenas). Tenia un acojono permanente que superé al hacerme adolescente. Y ahora resulta que "a la vejez viruela". Quien me iba a decir a mí que a mis cuarenta y ocho tacos me iban a venir con los mismos cuentos que entonces. Cada vez que veo a Rajoy en la TV esgrimir tan tristes soflamas y soltar tan negros augurios, me recuerda al hijo de su madre de D. Laureano, que era el cura que nos amedrentaba cada viernes , parapetado en su funesta sotana, con tales argumentos a los muchachinos de las Escuelas Nacionales. Solo que aquel era infinitamente más mitinero que el registrador de la propiedad. Pero éste dice casi que las mismas cosas que aquel. Se me ponen los pelos de punta de pensar que este país ahora alegre y en el que no se nos pone nada por delante, pudiese caminar nuevamente hacia aquella infinita tristeza y eterno lamento.¡ No me jodas, Mariano! , ni tu mentor el del bigote era tan triste como tú. ¡Yo me quedo con la idea de defender la alegria!