jueves, 5 de junio de 2008

Navalmoral de las fuentes

Hace unos días aparecía la noticia de que el Ayuntamiento de Moralia clausuraba la "fuente-monstruo" de la rotonda del Moya, construida a bombo y platillo la pasada legislatura.
Ahora nos hemos enterado del pequeño detalle de que, a pesar de tener como es natural un circuito cerrado, pues sólo faltaba que a estas alturas hiciésemos una fuente que tirase el agua según salga por sus caños, carece sin embargo de una pequeña depuradora, indispensable para reciclar el transparente liquido. Lo que determina que, cuando las propiedades naturales del mismo se deterioran, no haya más remedio que reemplazarlo por otro nuevo, incrementando innecesariamente su consumo.
No hace falta ser arquitecto para comprender este extremo. Un circuito cerrado que no depure el agua, ésta termina corrompiéndose; aunque su caducidad sea superior a si estuviese estancada. De ahí, que el Consistorio en un arrebato de concienciación ecológica, clausure el funcionamiento del ¿ornamental? objeto.
Lo que no es capaz de hacer, sin derruir tal monumento al absurdo, es devolverle a la rotonda en cuestión, la visibilidad imprescindible para la seguridad de los vehículos que por ella transitan . Pues casi más importante que la depuradora, que por supuesto lo es, será la seguridad vial, seriamente limitada por culpa de semejante mamotreto central.
Y lo que yo quiero poner de manifiesto desde estos renglones, es la envidiable capacidad que tiene el primer edil de este pueblo, para echar balones fuera. Pues, como en otras muchas ocasiones, ni él ni su equipo de gobierno, tienen jamás la responsabilidad de aquello que deciden y hacen. Ahora la culpa es en exclusividad del arquitecto municipal que, por aquellos entonces, diseñó la fuente; cuya construcción, por cierto, duró casi toda la legislatura.
Incluso recordarán, quienes vieron el debate televisado entre el alcalde y un servidor, que allí le puse de manifiesto todos los inconvenientes, en mi modesta opinión, de aquel engendro. Y su respuesta fue muy sencilla : "No, si a mí tampoco me gusta".
La estrategia es muy simple: Lo que queda bien y le gusta a la gente, me lo apunto. Lo que es una chapuza y genera opiniones controvertidas, se lo sacudo a los técnicos municipales.
Y yo me pregunto: ¿Será verdad que no controla lo que se hace con los dineros públicos?. Si no es así,¿para que gobierna un gobernante si no tiene ningún control sobre las actuaciones que decide hacer?. Para eso no necesitamos regidor alguno, que además, por entonces le remunerábamos sustanciosamente, por dedicarse en exclusividad a gestionar el municipio. A pesar de que simultaneaba tal dedicación con ocuparse, en mayor o menor medida, de atender otros asuntos.
No digo yo que el cerebro que diseñó el monumento no tuviese un fallo garrafal, al obviar la necesaria depuradora. Pero quién aprobó aquel diseño debería haberse informado por el propio redactor, de todas y cada una de las características de aquello que mandó hacer. O, al menos, de las más importantes.
¿No será que el diseñador le advirtiese que no cabía el mecanismo necesario y a pesar de ello ordenase continuar "p'alante con los faroles"?. Desde luego la dilatada pausa que todos vimos en su construcción, fue ciertamente reveladora de que algún problema había.
¿Será que el verdadero problema del alcalde, es que le importa poco la utilidad de las mega obras con las que le gusta deleitarnos, siempre que éstas se vean bien y, a ser posible, tengan una placa con su nombre?...
¡A ver ahora como resuelve el pequeño detalle de una hiper fuente que ya no es tal, al no manar por sus grifos ni gotita de agua! Al final, se ha convertido en nuestro particular "Valle de los caídos", como algunos le llaman.