miércoles, 12 de marzo de 2008

El triunfo de la alegría

Zapatero ya no es Presidente por carambola, como se pensaba la derecha de este país. Desde el domingo por la noche, aunque desde media mañana a la vista de los índices de participación se veía venir, Zapatero, a pesar de la correosa campaña electoral que ha realizado Rajoy vaticinando toda clase de desgracias si ganábamos los socialistas, vuelve a ser el ganador de las elecciones, junto con mas de once millones de españoles y españolas. Y vuelve a ser el ganador, por segunda vez. Justo las veces que se ha presentado a las Elecciones Generales, por mucho que le pese a la rancia derechona que nunca reconoció su primer triunfo.
Hacía muchos años que yo no había visto una campaña electoral tan intensa, tan agorera por parte de la derecha y con tanta carne puesta en el asador. Pero ha merecido la pena. Ha merecido la pena, incluso, sufrir una legislatura tan politizada y tan guerrera como la que hemos pasado. Pero ha merecido la pena.
Somos un millón de españoles y españolas más, los que preferimos una actitud positiva frente a la vida y frente a las dificultades, que un pesimismo extremo y amenazante como el que nos ha querido colocar Mariano Rajoy. Se me ponen los pelos de punta cuando lo pienso. Por lo menos con el bigotes, que también es un personaje antipático de cojones, al menos oficialmente "todo iba bien", pero es que con este, que es un poco menos antipático pero bastante más triste y gris, seguro que "todo iría mal".
Despejada esa pesadilla, pues, afrontemos los tiempos difíciles que pueden venir con una mirada positiva. Con alegría, coño, que así las penas son menos. Y con solidaridad, que esta la garantiza el próximo gobierno de Zp, frente al "sálvese quien pueda" que, con toda seguridad, hubiera gritado el gallego.
En Navalmoral no hemos ganado, pero hemos recortado un poquitín la distancia que nos separa del Partido Popular y en cualquier caso, hemos contribuido al triunfo de la alegría, de lo que estamos muy satisfechos. Al alcalde no le deben haber gustado mucho los resultados, pues aún no se ha dignado a felicitarnos. A mí me faltó tiempo para felicitarle el año pasado, tras conocer el resultado de las elecciones municipales, en las que fui su oponente. Afortunadamente para mi, NO SOMOS LO MISMO. Yo me apunto a la alegría y él es uno de los profetas del fin del mundo, que aquí, en Moralia, es evidente que hay muchos. ¡Qué le vamos a hacer!