lunes, 22 de diciembre de 2008

Otra manera de romper cristales

Antes de nada y para que no haya lugar a dudas, o interpretaciones torticeras, quiero dejar constancia de que estoy absolutamente de acuerdo con la teoría de Juan Carlos Rodriguez Ibarra, que ha dado nombre y gran parte de argumento a su ingenioso y ameno de lectura, "Rompiendo cristales". Estuve en su presentación no hace muchos días en la ciudad de Cáceres, a cargo del no menos ingenioso Alfonso Guerra (Definitivamente un monstruo). Estoy totalmente de acuerdo con Ibarra en que,a veces, si quieres que te escuchen y que sepan de tu existencia, necesitas romper algún que otro cristal. No cabe duda.
Pero al margen de lo anterior, hay veces que puedes igualmente romper cristales con el más absoluto de los silencios. Sobre todo, si tienes acostumbrada a la gente a opinar sobre esto y aquello. Eso es lo que yo pretendo, evidentemente de manera mucho más humilde que ellos, pero no por esto, menos contundente.
Por si alguien aún no se había dado cuenta, vengo manteniendo un calculado silencio en este insgificante cuaderno, tan solo roto ahora para explicarlo, por que, en definitiva, lo que pretendo es llamar la atención de quienes ellos saben muy bien a quienes dirijo este silencio.
No he estado demasiado ocupado, todo lo contrario. Ahora me sobra tiempo hasta para aburrirme. No he estado callado porque no tuviese qué decir, sino más bien por que tendría mucho de que hablar, mucho que reprochar, mucho con lo que mostrar mi total disconformidad y bastante, por tanto, que criticar.
Que nadie se llame a engaño. El que este no sea provablemente el lugar más indicado para hacerlo, no quiere decir que no tenga millones de motivos para, a lo mejor, algún día, en el sitio adecuado, llevarlo a la práctica.
Este método de romper cristales, "con sordina", como diría Gila, tiene además la ventaja de que habrá quienes se piensen que puede que me refiera a ellos y seguramente no sea así. Otros, ni se darán por aludidos, pero alguien sabrá que debieran darse. De lo que estoy seguro es de que, todos cuantos piensen que de una u otra forma me la han liado, o nos la han liado, se sentiran aludidos. Mi silencio va por ellos.