martes, 26 de febrero de 2008

El cuento de la niña viajera

Lo que más me llamó la atención del debate Zapatero-Rajoy de ayer, fue por una parte la descomunal manera de abrir los ojos de Rajoy, que sin duda alguna será por lo de "las ideas claras y el chocolate espeso" y el tierno cuento que nos relató como colofón de su intervención. Fue verdaderamente enternecedor, lo de la niña viajera. Lástima que al terminar el relato se le guiñó involuntariamente (creo) uno de sus hiper abiertos ojos, como diciéndonos: "no me lo creo ni yo". Zapatero al principio, en mi opinión, estuvo un tanto tenso, en una actitud que no le va nada, sin duda provocada por la retahíla de improperios soltados por el de los ojos de plato. Sin embargo, creo que estuvo contundente con los datos y con los argumentos. Como había dicho Pedro Solbes en su debate de hace unos días "las cifras son tozudas" y hay lo que hay. Ni más ni menos. Por mucho que a Rajoy se le abran sobremanera los párpados, poniéndosele cierto aire de mochuelo, dicho con todos mis respetos para quien representaba, hasta ahora, a casi la mitad de los españoles (después del día 9 de marzo veremos...), los datos son los datos y estos demuestran palpablemente las realidades que fue enumerando el Presidente.
A pesar de ese cierto cabreo (demasiado poco para el que hubiésemos tenido los demás si nos hubiesen sentado en su silla), fue capaz de ir recuperando la tranquilidad de quien ha hecho los deberes y quien ha cumplido todos sus compromisos, para rematar con una intervención que, a mi, me recordaba la actitud de hombre de estado, tanto de Adolfo Suárez en su día, como de Felipe Gonzalez después. De lo que realmente me convenció Zapatero ayer, por consiguiente, es de que realmente es un Presidente de España, que merece seguir liderando este país, frente a los oráculos del apocalipsis nacional, que deberían abrir las ventanas de la caverna en la que están parapetados y desde cuyo fondo gritan barbaridades, para que entrase el aire fresco, que falta les hace a los ciudadanos "de derechas", quienes tienen todo el derecho del mundo a estar representados por personas mucho más modernas, mucho mas coherentes e infinitamente mas consecuentes, que las que hoy se empeñan en representarles.