miércoles, 4 de agosto de 2010

Requiem por un luchador

Hablo de un luchador nato, como los de las películas americanas. Esos que nos cuentan que forjaron sus emporios a base de sangre, sudor y lágrimas y empezando desde abajo.

Primero, durante su adolescencia, en su propia casa, para romper las estrictas normas familiares del patriarca Teodosio, que, si bien de izquierdas y represaliado por Franco, era un poco antiguo en lo referente a las obsoletas pautas de conducta, más propias de quienes estrangularon las ansias de libertad por las que, precisamente él, se dejó los mejores años de su vida en las lúgubres cárceles del franquismo tras perder por lo mismo a su padre, a su hermano, a su suegro y a su cuñada. Nos abrió camino y creedme que realmente amplio, a los que veníamos detrás. ¡Que cómplice tan entrañable!.

Después contra el sistema, empeñándose en unir su vida a otra persona igualmente entrañable, de familia muy católica. Él, que era de las pocas familias ateas hasta la médula de aquella rancia ciudad de provincias, con aires de nobleza venida a menos y burguesía decimonónica, que era por entonces Plasencia. Incluso contra Don Pelayo, el cura omnipotente, terror de los bachilleres placentinos y uno de los personajes que más se opuso a aquel noviazgo.

Y como le tocaron mucho las narices, se empecinó en entrar contra todo pronóstico en la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de la ciudad, institución en la que estaban radicalmente vetados los rojos y su prole. Le costó aprobar tres oposiciones, pero en la tercera oposición aprobada tuvieron que morderse la lengua, porque coincidió con las primeras Elecciones Municipales Democráticas tras la dictadura y él iba en las listas del Partido Socialista. ¡No se harían algunos cruces ni nada! Y los que sobreviviesen para verle finalmente de Secretario General de la Caja (aunque ya de Extremadura), no te quiero ni contar.

Fue entonces cuando juró que no volvería a pasar hambre, como Scarlette O´Hara en "Lo que el viento se llevó" y tras haber pasado verdaderas fatigas junto a su compañera del alma y colega mía, culpable de mi profesión, consiguió situarse en una posición bastante cómoda y vivir relativamente bien, sin olvidar en ningún momento su compromiso con la sociedad.

Antes, en el 68, ya había corrido de los grises en la Universidad en Madrid, a imagen y semejanza de los compañeros parisinos. De allí tuvo que volverse por que el patriarca no le dio más que una oportunidad. Y pocos años después, junto a su inseparable compañero de correrías políticas y no tan políticas, Martín (El Chato) y el veterano sindicalista Félix Ramos , refundó el PSOE en la provincia, importándolo de Salamanca. Todavía conservo aquel carné de cartulina roja que me entregaron los tres en medio de un ambiente de gran clandestinidad en la sede de la Ronda, con el número de afiliado 81 de la provincia de Cáceres.

En las fiestas con él no te aburrías, incluso tras el tremendo mazazo que le supuso la muerte de su compañera de toda la vida, con tan solo cincuenta años de edad. Se bebía la vida a cucharones y en cada día trabajaba dos y disfrutaba tres. No conozco a nadie que haya vivido tan intensamente como él.

Y mira por donde, a los diez años de aquel, para nosotros, trágico suceso , la historia de este infatigable luchador acabó definitivamente el pasado domingo día 1 de agosto del 2010, tras su última, por desgracia, encarnizada batalla de más de un año. Que estaba resuelto a ganar a toda costa, emulando a David contra Goliat y que seguramente ha sido la más dura que jamás haya librado.

Me cago en la muerte, coño, ¡no perdona una!.

5 comentarios:

Edu dijo...

Un abrazote

CTP dijo...

Gracias Edu.Otro fuerte para ti

Dejalo en mis manos dijo...

Joer padre...aunque no te lo parezca es genial!!!! Me ha sacado lagrimas y sonrisas..no puedo decir más.
Un besazo

Iñaki dijo...

Ánimo Carlos

CTP dijo...

Gracias Inglés